En la parte navarra del Camino de Santiago existe una peculiar fuente donde calmar nuestra sed.
Construida en uno de los muros de las Bodegas Irache, junto al Monasterio del mismo nombre, tiene dos grifos: uno "clásico" con agua y otro que permite al peregrino refrescarse con un revitalizante caldo de la tierra.
Construida en uno de los muros de las Bodegas Irache, junto al Monasterio del mismo nombre, tiene dos grifos: uno "clásico" con agua y otro que permite al peregrino refrescarse con un revitalizante caldo de la tierra.